LA CONVERSION


Comentarios sobre el perdón de los pecados en el Catecismo de la Iglesia Católica, numerales 976 – 983.

1. Creo en el perdón de los pecados CCE 976.

El perdonar es una de las principales claves que Dios dejo impresa en el corazón del hombre, es una regla que todo ser humano debe seguir y un llamado a creer firmemente que Dios lo perdona todo tal como reza el credo de los apóstoles, no basta con rezarlo y decirlo a boca llena que se perdona, es hacer un examen de conciencia hasta donde llega mi capacidad de perdón, analizar cada situación de pecado y pedir perdón como de igual manera saber perdonar de corazón, no por una situación de acomodo social por querer quedar bien con todo el mundo.

El perdonar los pecados Dios siempre lo ha manifestado, pero en este sentido el hombre se hace el sordo sin atender el llamado ignorando el verdadero significado de lo que es el perdón.

La fe está vinculada con el perdón, la fe es el motor que mueve todo el sentido de la Iglesia fundada por Jesucristo teniendo como base principal el Espíritu Santo que junto al sacramento de la Penitencia conforman la unidad de amor y perdón de todos los pecados, está en el hombre acogerse con fe y amor fiel a Dios que le recibirá un completo perdón, con el compromiso de evitar al máximo todas las tentaciones terrenales.

2. Un solo bautismo para el perdón de los pecados.  CCE 977 – 980

El bautismo es el primero y principal sacramento del perdón de los pecados, de allí parte la base fundamental de la vida del hombre que lo lleva a convertirse en hijo de Dios y a formar parte activa de la iglesia. Es el compromiso que se adquiere con este sacramento de ir por todo el mundo a dar la buena nueva y bautizando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo como discípulos comprometidos.

El bautismo es la primera profesión de fe que purifica el corazón y la vida del hombre  recibiendo un completo perdón que no queda nada por purificar, Es un verdadero borrón y cuenta nueva, que nos limpia, nos lava, nos permite iniciar una vida nueva con la gracia de Dios. Por ello es el primero de todos los Sacramentos, el que abre la puerta a los demás.
Es la fe  que nos hace sensibles a Su presencia y amoldar nuestra voluntad a la Suya; la esperanza, que nos alienta a caminar de Su mano y hacia Él; la caridad, que nos alienta a amar como Él nos ama.

3. El poder de las llaves CCE 981 – 983

Cristo durante su vida pública anuncio que su reino no es de este mundo en cada uno de sus discursos o enseñanzas predicaba que todo está basado en el amor de Dios, no en una vida terrenal como la sueñan todos los hombres, siendo todo ratificado después de su pasión, muerte y Resurrección cuando se les apareció de nuevo a sus discípulos que no tuvieran fe y que no los iba a dejar solos, que salieran a predicar en su  nombre a todas las naciones y perdonaran los pecados.

Jesús da el poder, la Iglesia es deposito del poder de las llaves. Así de abrir o cerrar, de perdonar. Dios perdona a cada hombre en su soberana misericordia, pero Él mismo ha querido que cuantos pertenezcan a Cristo y a su Iglesia, reciban el perdón mediante los ministros de la Comunidad. 


A través del misterio apostólico la misericordia de Dios alcanza a todos los hombres, las culpas son perdonadas, donando  la alegría. En este modo Jesús llama a vivir la reconciliación también en la dimensión eclesial, comunitaria. La Iglesia, que es santa y a la vez necesitada de penitencia, acompaña nuestro camino de conversión durante toda la vida. La Iglesia no es dueña del poder de las llaves, no es dueña, sino sierva del ministerio de la misericordia y se alegra todas las veces que puede ofrecer este don divino.

Comentarios

Entradas populares