LA FAMILIA, EDUCADORA DE LA VERDAD DEL HOMBRE

Dios desde el mismo momento de la creación pensó en la familia, al crear al hombre a su imagen y semejanza manifestó que no es bueno que este solo, decidió  crear  a la mujer como compañía, pero más que una compañía es la señal perfecta de amor para conforma una pareja, siendo este el primer paso para conformar una familia,  de una pareja unida en el amor de Dios se desprende todo un conjunto de unidad entrelazado que llevan a que toda la sociedad tenga la familia como base fundamental de procreación y de integración.

Cuando un hombre y una mujer forman un matrimonio, tienen la mentalidad puesta en tener hijos, quienes traen felicidad al hogar y con el paso de los años llega conformar grandes familias teniendo a Dios como su guía, la mejor muestra de una familia la dio Jesús quien nación en el seno de un hogar,  haciendo un niño igual a todos para demostrar su humildad y su gran amor.

La pareja que conforma el matrimonio en una unión intima de amor, de entrega y servicio del uno para con el otro, donde el secreto de la felicidad esta en hacer sentir bien al  otro y para ello hay que negarse a muchas cosas sabiendo sobre llevar el peso de la responsabilidad que se adquiere como esposo o esposa.

La familia verdadera se construye sobre un principio ético fundamental: la capacidad de cada hombre y de cada mujer de entregarse, de darse al otro de un modo estable, fecundo y exclusivo tal capacidad tiene una enorme importancia social, pues sólo con familias edificadas sobre principios éticos válidos es posible construir una vida social sana, en la que los esposos encuentran un apoyo mutuo para consolidar su fidelidad, y en la que los hijos pueden crecer en la armonía que debe reinar en todo hogar construido desde el amor sincero y completo.

La familia permite que cada joven ingrese en la vida social desde un núcleo de afectos y un compromiso de amor que enriquece enormemente su vida, a la vez, la misma sociedad se potencia y se fortifica si cada uno de sus miembros entra a formar parte de ella desde y con el apoyo de familias sanas, transmisoras de valores y de un profundo sentido de la solidaridad.

La actual destrucción de la familia está empezando a revelar sus dramáticas consecuencias en algunos países que se autodenominan desarrollados, el bajo número de nacimientos, el acceso libre al aborto, el abandono de los hijos, la soledad de los padres que caminan hacia la ancianidad sin apoyos familiares, el aumento del número de mujeres no casadas con hijos, son hechos gravísimos que van a poner en crisis el sistema de pensiones, sanidad y asistencia de muchos países.

Por el hecho de haber dado la vida a sus hijos, los padres tienen el derecho originario, primario e inalienable de educarlos; por esta razón ellos deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos.

Los padres tienen el derecho de educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas, teniendo presentes las tradiciones culturales de la familia que favorecen el bien y la dignidad del hijo; ellos deben recibir también de la sociedad la ayuda y asistencia necesarias para realizar de modo adecuado su función educadora.

Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias. Las autoridades públicas deben asegurar que las subvenciones estatales se repartan de tal manera que los padres sean verdaderamente libres para ejercer su derecho, sin tener que soportar cargas injustas. Los padres no deben soportar, directa o indirectamente aquellas cargas suplementarias que impiden o limitan injustamente el ejercicio de esta libertad.

Los padres tienen el derecho de obtener que sus hijos no sean obligados a seguir cursos que no están de acuerdo con sus convicciones morales y religiosas. En particular, la educación sexual --que es un derecho básico de los padres-- debe ser impartida bajo su atenta guía, tanto en casa como en los centros educativos elegidos y controlados por ellos.

Los derechos de los padres son violados cuando el Estado impone un sistema obligatorio del que se excluye toda formación religiosa.

El derecho primario de los padres a educar a sus hijos debe ser tenido en cuenta en todas las formas de colaboración entre padres, maestros y autoridades escolares, y particularmente en las formas de participación encaminadas a dar a los ciudadanos una voz en el funcionamiento de las escuelas, y en la formulación y aplicación de la política educativa.

La familia tiene el derecho de esperar que los medios de comunicación social sean instrumentos positivos para la construcción de la sociedad y que fortalezcan los valores fundamentales de la familia. Al mismo tiempo ésta tiene derecho a ser protegida adecuadamente, en particular respecto a sus miembros más jóvenes, contra los efectos negativos y los abusos de los medios de comunicación.

La familia es la célula fundamental de la sociedad, cuna de la vida y del amor en la que el hombre nace y creces, se ha de reservar a esta comunidad una solicitud privilegiada, sobre todo cada vez que el egoísmo humano, las campañas antinatalistas, las políticas totalitarias, y también las situaciones de pobreza y de miseria física, cultural y moral, además de la mentalidad hedonista y consumista, hacen cegar las fuentes de la vida, mientras las ideologías y los diversos sistemas, junto con las formas de desinterés y desamor atentan contra la función educativa propia de la familia.

El compromiso apostólico de los fieles laicos con la familia es ante todo el de convencer a la misma familia de su identidad de primer núcleo social base y de su original papel en la sociedad, para que se convierta cada vez más en protagonista activa y responsable del propio crecimiento y de la propia participación en la vida social. De este modo, la familia podrá y deberá exigir a todos -comenzando por las autoridades públicas, el respeto a los derechos que, salvando la familia, salvan la misma sociedad.

El amor es la huella que hay en el corazón del hombre para entregarse con plenitud a su familia, basada en el respeto, la unión, que la lleven a vivir dentro de la sociedad como parte fundamental teniendo para si todos los derechos y deberes, en este sentido la familia tiene la posibilidad de estar en cada orden social, político y religioso sin ningún tipo de discriminación que divida o aleje la familia.


La familia es ante todo el arma fundamental para cultivar el amor, la paz, la tranquilidad, es la principal fuente de respeto y cariño para cada uno de sus integrantes, la pareja es la llamada a brindar todo lo que encierra un matrimonio para convertirlo en una auténtica familia basada en el amo de Dios.

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